En la UPEA solo podrán enseñar los egresados de esa universidad

Universidad rima con mediocridad

La universidad pública en Bolivia ya no es lo que era. El "templo de excelencia” se ha convertido en el vertedero de mezquindades. Aparte de algunas excepciones honrosas, en la universidad boliviana campea la mediocridad y la politiquería. El prebendalismo en la autonomía universitaria ha destruido lo que alguna vez fue un proyecto de independencia intelectual frente al poder.

La universidad está desconectada de las políticas públicas, no investiga, no produce conocimiento, no está presente en el ámbito internacional, no destaca más que por las luchas intestinas que la desgastan. Las disputas mezquinas, la envidia y el afán de poder pasan por delante del debate académico, como hemos visto recién en la Universidad de San Simón en Cochabamba (UMSS), en la Universidad Gabriel René Moreno (UGRM), en la Universidad Pública de El Alto (UPEA) y en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), entre otras.

El absurdo se impone por capricho de estudiantes y docentes, a quienes no les interesa la excelencia académica. Algunos centros de estudiantes son nidos de pandillas incrustadas durante más años de los que dura estudiar una carrera. En la UPEA tienen la intención de establecer una norma que terminará aniquilando lo poco que queda: solo podrán enseñar allí los egresados de esa universidad.

La universidad en Bolivia El 9 de noviembre se vienen en la UMSA las elecciones de rector y vice-rector. Por lo que uno ve, la campaña es demagógica con ofertas tan lamentables como la titulación directa de licenciados. El candidato Heredia ofrece eliminar las modalidades de graduación para que la titulación en licenciatura sea  inmediata tras concluir el plan de estudios. Es decir, convalidar la mediocridad.

No conozco a los candidatos, salvo a Waldo Albarracín, cuya anterior campaña tenía como eje favorecer la investigación, lo cual me pareció muy bueno. Sin embargo, no cumplió su promesa.

Ahora, a pocos días de las elecciones, anuncia que la UMSA repartirá laptops a los docentes, ha creado un servicio de autobuses para estudiantes y ha ofrecido abrir antenas de la UMSA en otros países (un despropósito dadas las condiciones de trabajo en la sede).

Aunque aparezca en todas las fotos de la pésima revista universitaria Cátedra, Albarracín ha perdido credibilidad porque ha permitido en nombre de la autonomía de las facultades que pequeños grupos se encumbren en los puestos de dirección, mediante maniobras que reducen a los adversarios, los difaman y los eliminan. Nada académico, todo político (en el peor sentido de la palabra).

Nuestras universidades públicas dan pena, no solamente por su bajo nivel académico, sino por cosas más elementales. No son capaces de mantener baños limpios, con ambientes de estudio desagradables, campus sucios, sin conectividad libre de internet. En la UPEA estuve una semana y no vi a ningún estudiante leyendo un libro, pero mucho baile y ruido. En el edificio René Zavaleta de la Facultad de Ciencias Sociales sigue la placa oficial que nombra como "Zabaleta” dicho inmueble. Se nota que no lo han leído ni por el forro.

En la UMSA se investiga poco. En las 54 carreras prima lo político sobre lo académico. Sé de algunas excepciones honrosas: las carreras de Historia, Literatura y Arquitectura, donde se han hecho trabajos importantes. Tengo el recuerdo de alta exigencia académica en la carrera de Medicina, cuando estudié allí hace casi cinco décadas, pero no sé cómo está ahora. Conozco la carrera de Comunicación y es un desastre: llegan a cargos de dirección o de docencia personajes que en su vida han investigado o publicado nada.

Pasa lo mismo en otras universidades públicas. Los recursos del IDH se desperdician en muebles, computadoras, impresoras y otros artefactos, pero no en proyectos de investigación social que puedan aportar al país. No se promueve la investigación en ciencias humanas y sociales y los pocos docentes que se dedican a ello lo hacen a pesar de la universidad, por cuenta propia.

En otros países de la región la universidad estimula a sus investigadores para que asistan a eventos internacionales donde intercambian con colegas de otras universidades. En Bolivia no solamente no se los apoya con pasajes y viáticos, sino que se les niega el permiso para viajar y se los obliga a sacar esos días a cuenta de vacaciones. Por eso, los investigadores bolivianos están ausentes en los principales foros internacionales y si participan es porque reciben invitaciones directas.

¿Podemos realmente esperar mejoras ahora?

Alfonso Gumucio Dagron es comunicador social experto en comunicación para el desarrollo.// Página Siete

_

Publicar un comentario

0 Comentarios