Mujeres en la UPEA, presencia masiva y enfrentada al disciplinamiento

La UPEA es una universidad cuantitativamente feminizada, pero paradójicamente cerrada a las mujeres, dice la socióloga Patricia Chávez. Las estudiantes, muchas migrantes campo-ciudad y/o con alta responsabilidad en tareas domésticas, encuentran barreras para profesionalizarse.

Si eres mujer, “estás en una institución a la que deseas pertenecer, pero que al mismo tiempo te rechaza”, dice Chávez que desarrolla hace cuatro años, desde el Centro de Estudios Andino Amazónicos y Mesoamericanos (CEAM), el Programa de apoyo para estudiantes indígenas mujeres en la UPEA, financiado por Fundación Rosa Luxemburgo.

En ese marco también han desarrollado la investigación Nuestra lucha es tu lucha. Trayectorias educativas de mujeres indígenas migrantes de la Universidad Pública de El Alto (2014).Mujeres en la UPEA

Un primer elemento identificado es que las universitarias de la UPEA carecen del tiempo de estudio que tienen sus compañeros varones. Las estudiantes emplean un importante tiempo en servir en las tareas domésticas a sus familias, ejercer como segunda madre ante la ausencia de la madre o efectivamente ser madres; en el caso de las migrantes, muchas tienen la tarea de jalar a los hermanos que aún están en el campo.

Roles naturalizados

Patricia Chávez dice: “Sigue siendo natural que las mujeres abandonen sus trayectorias autodeterminativas, que muchas veces pasa por profesionalizarse, en nombre del cuidado de los espacios domésticos Eso a nadie le escandaliza, sigue siendo visto como algo natural”.

La UPEA se funda con base en la movilización social, con un discurso descolonizador y con una importante presencia indígena y femenina entre sus estudiantes (59% de mujeres, a 2014).

Las estudiantes pueden ver en su profesionalización una manera de emanciparse, pero ingresan en una institución educativa colonial que les impide ejercitar la crítica o generar ideas propias que reflexionen sobre su realidad.

Para los estudiantes de ambos sexos, la tesis es un fuerte acto de disciplinamiento, dice Chávez, porque se rige por esquemas incuestionables y porque fácilmente se vetan temas de investigación. “Había compañeras a las que ni siquiera les dejaban utilizar la palabra patriarcado en sus tesis”.

La UPEA es la universidad pública más joven de país, actualmente tiene una fuerte presencia corporativa estudiantil, intentos de institucionalización y luchas de poder político internas.

Los datos de abandono, repetición y titulación son escasos. Pero con esos datos se puede ver que la titulación de las mujeres es mucho menor respecto de los hombres.

Ser hombre, capital educativo

En la participación en las estructura político administrativas de la UPEA, “ni la presencia cuantitativa, ni la participación en las luchas sociales que permitieron la creación de esta institución educativa, logran traducirse en poder para las mujeres”.

Patricia Chávez explica que hablar en abstracto, cumplir el escalafón (licenciatura, maestría, doctorado), tener publicaciones, son requisitos académicos que una mujer puede cumplir, pero igual “te encuentras con un techo de cristal que no puedes pasar porque, por mucho que hagas, hay un espacio al que no accedes porque dentro de la educación lo masculino es un capital educativo”.

La investigación Nuestra lucha es tu lucha fue elaborada por Patricia Chávez, junto a un equipo del Taller Vertical III, Paralelo B, de la Carrera de Sociología de la UPEA, 2014.// PIEB

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