Arquitectura y ciudad

No es posible entender el desarrollo urbano sin conciliar la relación entre el diseño arquitectónico y el comportamiento de la ciudad encarnado en el diseño urbano. Es decir, no se puede analizar el uno sin considerar el otro.

En la práctica, en ciudades donde la institucionalidad poco ha trabajado eficientemente o donde la planificación como resultado de un proceso, un estado, o un sistema ha sido precaria, su confrontación puede marcar una diferencia; considerar el desarrollo urbano como la arquitectura emplazada en la ciudad referida únicamente a la implementación de vivienda horizontal o vertical.

Así, resulta exigua la producción de un desarrollo urbano vinculado a la generación de infraestructura, mobiliario, y funcionalidad, que recepte confortablemente el diseño urbano priorizado para alojar el crecimiento vegetativo natural o migratorio de ciudadanos que desean ocupar el espacio urbano de la ciudad, que obviamente no alcanza un desarrollo integral, y que convive solo con las condiciones efímeras emergentes de la forma de acomodar el crecimiento urbano, destacando el urbanismo expansivo como tan solo un crecimiento arquitectónico, donde la planificación urbana resulta sometida a los intereses del mercado inmobiliario. Arquitectura en la UPEA

La solución es un reto para arquitectos, urbanistas y planificadores que no pueden trabajar desvinculados, y que no deben considerar soluciones fragmentadas. La planificación debe mejorar la herencia territorial y la deficiencia social y funcional del sistema, regulando el impulso inmobiliario y la idolatría tecnocrática como fetiche de un urbanismo derivado de una bonanza económica temporal.

La zonificación urbana, la movilidad urbana multimodal, y el espacio público —como repuesta a una necesidad social y no como una demostración de estatus ni publicidad; y como recursos para mejorar la cohesión social y el derecho a la ciudad—, representan la fuerza motriz que debe motivar a una planificación para los ciudadanos y no para los planificadores, evitando la confusión entre un modernismo impuesto y un desarrollo urbano efectivo.

La simbiosis permitirá reforzar el rol humanitario de la ciudad con pensamiento crítico y reflexividad social de la ciudadanía, evitando la formación de fronteras urbanas que determinen mundos sociales diversos y excluyentes.// Opinión

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