Más allá del papel emocional y social de la escuela, la educación a distancia entraña desigualdades.
- Algunas comunidades autónomas reconocen tener dificultades para comprar ordenadores
Entre los expertos en educación hay unanimidad: la mejor educación es la presencial. No solo porque los centros educativos supongan el hábitat natural para que los estudiantes entablen relaciones con otros compañeros de su edad, ni por su importancia a la hora de adquirir nuevos conocimiento, ni por su papel emocional y social. También por las desigualdades que genera la educación a distancia.
Esto ocurre porque no todos los niños parten de la misma situación socioeconómica. "No es lo mismo un niño que tiene su propia habitación, ordenador y una buena wifi, que un niño que comparte habitación con varios hermanos, padres, que no tiene ordenador ni wifi", reconocía el propio Fernando Simón, portavoz de Sanidad, en una rueda de prensa ofrecida el pasado jueves. Por eso, Simón pedía "un esfuerzo por dar la educación presencial", como mínimo, a los niños más vulnerables.
También las comunidades reconocen, a pesar de estar haciendo esfuerzos, las dificultades de la enseñanza online. Así de claro lo ha dicho el Consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio: "La educación online en los alumnos más pequeños, en los alumnos con problemas, o en alumnos con menos medios económicos no es todo lo buena que sería deseable". No obstante, ha asegurado que están comprando ordenadores para quienes lo necesiten.
El coseller de educación de Cataluña, Josep Bargalló, reconoce que para el 14 de septiembre no estarán listos los 300.000 ordenadores que van a comprar. "Los ordenadores son como las mascarillas en marzo, todos los gobiernos los están buscando y no hay", ha comparado el conseller.
Además, insiste en que aunque se suplan la falta material de algunos alumnos, la educación online sigue presentando dificultades. "Aunque los tuviéramos, tendríamos que adaptarlos porque esto no es darte un bolígrafo y lo utilizas", ha aclarado.
La falta de material ya se hizo patente durante la primavera, en el confinamiento. No había ordenadores para todos, muchas plataformas no funcionaban correctamente y había padres que aunque querían no podían encargarse.
Más difícil para los niños con necesidades especiales
Si ya se demostró complicada para muchas etapas durante la cuarentena del inicio de la pandemia; para niños de 0 a 3 años o para niños con necesidades educativas especiales, los grandes olvidados según los especialistas, es aún más difícil.
Estos pequeños necesitan acompañamiento específico, y la falta de apoyo de estos meses ha supuesto en muchos un retroceso en sus rutinas, habilidades y comportamientos.
Un retroceso que se ha manifestado en muchos de ellos en dificultades para conciliar el sueño,
rabietas intensas o desmotivación. Por eso, los especialistas en este tipo de educación no contemplan nada más que la educación presencial y piden garantías, calidad, recursos, más personal y bajada de ratios para no perjudicar a los más vulnerables.// Atresmedia
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