Desde hace un tiempo para aquí, los códigos QR se utilizan más, ya que, por ejemplo, en los restaurantes ahora la carta la vemos por el teléfono móvil. Pero eso no quiere decir que esta función sea nueva, realmente tiene muchos años y su historia seguro que no es la que esperas.
La inmensa mayoría de las personas que tienen un smartphone han usado alguna vez, para una cosa u otra, un código QR.
Ahora están más presentes, puesto que, en muchos negocios, por culpa de la pandemia que nos tocó vivir, decidieron que la información que antes se deba en papel, ahora se pudiera leer por medio de este tipo de códigos directamente en el smartphone.
Algo que nos parece sumamente positivo, ya que así cada uno puede verlo con detenimiento sin tener que molestar a nadie o como ocurría en algunos restaurantes, sin tener que pasarse la carta de unos a otros.
El uso que ahora se le da los códigos QR nada tiene que ver con cómo se usaban hace más bien poco tiempo, que prácticamente pasaban desapercibidos en la inmensa mayoría de las veces.
Pero sí que hay algo que puede que mucha gente desconozca y es que los Códigos QR no son un invento actual, la verdad es que tienen bastantes años, muchos más de los que te podías imaginar, además de que se crearon de una manera distinta, con una historia que puede resultar bastante curiosa.
¿Qué es y cuando se crearon los códigos QR?
Como ya te decíamos líneas arriba, no hablamos de una tecnología precisamente nueva, ni lo más mínimo.
Cuando hablamos de un código QR (siglas de Quick Response) nos referimos a un código de barras dimensional cuadrado que puede almacenar una determinada cantidad de información.
Cuando lo vemos solamente somos capaces de observar un cuadrado con muchas parte blancas y negras, pero lo cierto es que es una codificación donde hay guardada algún tipo de información. Su matriz está conformada por símbolos de posición, líneas de dimensión, línea de formato, patrón de máscara y nivel de corrección de errores.
Como os decíamos antes, el nacimiento de este tipo de código fue hace ya bastantes años, en concreto en 1994 en la empresa Denso Wave, una multinacional japonesa dedicada principalmente a componentes de automoción, cuya sede estaba en Aichi.
Pero dentro de dicha empresa, la persona responsable de este invento fue el ingeniero Masahiro Hara.
Estaba convencido de que tenía que resolver algunos problemas que estaban teniendo en sus centros de producción.
¿Cuál fue su desarrollo?
En esa época se utilizaban los códigos de barras para la industria de la fabricación, distribución y venta, lo que complicaba mucho la vida a los trabajadores que tenían que ir escaneando muchísimos códigos de barras a la vez, ya que solo podían almacenar 20 caracteres alfabéticos.
Entonces Hara se dio cuenta de que no era suficiente con esos tipos de códigos y que de esta manera se perdía muchísima productividad.
Primeramente, intentó mejorar los lectores, pero visto que era una tarea imposible se decidió a cambiar los códigos. Se basó en un juego de mesa llamado Igo, una versión del ajedrez muy popular en Asia, el cual le dio una idea.
Al ver las piezas en blanco y negro sobre la cuadrícula del tablero, se dio cuenta de que era una manera sencilla de transmitir información. Entonces él y su equipo comenzaron a trabajar en un código en 2D.
Se encontraron con dos problemas fundamentalmente. El primero era que los escáneres no reconocían la ubicación, algo que se solucionó agregando información de la ubicación, por lo que se creó un patrón de detección de posición.
El segundo problema consistía en que la figura no se reconocía si no estaba perfectamente alineada y no había ninguna figura cerca que fuese similar. Entonces decidieron investigar las proporciones de áreas blancas y negras en toda clase de imágenes de cualquier tipo y en cualquier formato.
Se dieron cuenta de que la proporción menos utilizada y, por lo tanto, menos intrusiva era 1: 1: 3: 1: 1. Al hacerlo así, los escáneres ya no tenían problemas al identificar el código QR, aunque no estuvieran con un ángulo cien por cien correcto.
De esta manera se crearon los códigos QR capaces de almacenar hasta 7000 cifras y siendo 10 veces más veloces que los usados hasta entonces.
Este nuevo sistema era revolucionario, pero como no tuvo un excesivo éxito, la empresa decidió liberar la patente, lo que provocó que otras empresas pudieran explotar y desarrollar la tecnología, lo que también significa que ni Denso, ni Masahiro han ganado ni un euro con su invento.
Y es que acabó llegando el boom de los códigos QR que, gracias a los smartphones y distintos servicios como los sistemas de pago, folletos, tickets, cartas de restaurantes, sitios web y hasta los certificados Covid en la pandemia, han hecho que más de 25 años desde su creación, ahora sea el momento en el que más se utilizan en todos los niveles.// CH
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