Sobre la Península balcánica, Kosovo, Serbia y Albania comenzaron una confrontación territorial y étnica,
tras la separación de la antigua Yugoslavia. Los constantes enfrentamientos
produjeron la guerra que inició el 24 de marzo y el 10 de julio de 1999, cuando
la OTAN bombardeó Pristina y Belgrano, en busca del
reconocimiento de Kosovo como país.
La guerra la perdió Serbia, que se vio obligada a firmar un
acuerdo de paz con Estados Unidos, mientras que el consejo de seguridad de la ONU declaró la autonomía con la instauración de una Misión
Administrativa en Kosovo, con lo que posteriormente, el 17 de febrero de 2008,
el parlamento promovió la independencia de Kosovo como república. Pero solo
hasta abril de 2013, Serbia quiso entablar relaciones institucionales con el
país independizado.
La periodista Edona Peci presentó, en el IX Encuentro de
Periodismo Investigativo, su experiencia periodística en el cubrimiento del
proceso de paz y restablecimiento de relaciones entre las dos naciones. Para
ella, el sentimiento patriótico resaltó en el cubrimiento del establecimiento de
la nueva república "el discurso estuvo cargado de emocionalidad,
despreocupación, sesgo y un patriotismo falsamente aplicado". Pero, así
mismo, los medios se convirtieron en la oportunidad de las víctimas para ser
escuchadas. "El peridista debe tratar de formar un puente entre las víctimas, el
gobierno y los agentes que pueden solucionar el problema", afirmó la
comunicadora.
En cuanto a la Justicia Transicional, Peci aseguró que no fue
tenida en cuenta, porque se centraron en hablar de cifras y de la parte política
del acuerdo, pero nunca de la verdad y de los desaparecidos durante la guerra de
Kosovo.

Peci asegura que el peridosita no debe ser fiscal, es su
responsabilidad escuchar a todos los responsables y en este papel no asumir el
papel de sicólogos, ni salvadores de víctimas, "es necesario limitarse a su
trabajo, no llevarlo a la vida personal".
Por último, señaló que en el posconflicto es necesario hablar
del conflicto, porque para comenzar el camino hay que reconocer lo que ocurrió,
de allí la importancia de las comisiones de la verdad, así como hacer pedagogía
con los jóvenes, quienes están más dispuestos a establecer nuevas relaciones sin
los sesgos del pasado.// El Espectador
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