Las finanzas y el propósito de las empresas (Economía)

Hace unos días, The Economist publicaba un artículo sobre «Las escuelas de negocios norteamericanas están reinventando el MBA», en que aparecen, una vez más, los conocidos tópicos acerca de si las empresas deben maximizar los beneficios u otra cosa y qué deben enseñar las escuelas de negocios. Las propias revistas adoptan ya una actitud partidista, cuando, en sus rankings sobre esas escuelas, conceden particular importancia a las remuneraciones de los graduados, apuntándose, de algún modo, a la teoría de la agencia, según la cual las empresas son propiedad de sus accionistas, estos quieren obtener los mayores beneficios posibles y, como no tienen, en la mayoría de los casos, conocimientos y capacidades para dirigir sus negocios, contratan a directivos a los que pagan de acuerdo con los beneficios de la empresa, haciendo buena la tesis de que ese debe ser el objetivo.

Pero luego empiezan a aparecer los problemas, cuando esos directivos resulta que no responden a las exigencias de la sociedad (por ejemplo, en materia medioambiental, o de desigualdad), actúan de manera corrupta y reciben malas calificaciones de los ciudadanos en las encuestas sobre esos temas.

Me parece que las finanzas tienen un papel importante en las discusiones sobre el propósito de las empresas. Desde hace más de medio siglo, las finanzas se han «independizado» de la ciencia económica a raíz de la consideración de que su objetivo es optimizar el rendimiento de una cartera, la que sea, de acuerdo con el nivel de riesgo que el inversor esté dispuesto a sufrir. De modo que las finanzas ya no son una partede los negocios, la de la financiación, sino un negocio por sí mismas. De este modo, las empresas ya no son comunidades de personas, ni siquiera unidades de producción, sino conjuntos de activos, más o menos relacionados entre sí, cada uno con sus posibilidades de rendimiento en función del riesgo. Y las personas se convierten también en capitales productivos, en función de su formación y su experiencia, de modo que estudiar una carrera se convierte en una inversión con una rentabilidad esperada, que hay que financiar, mejor con deuda, claro, que es lo propio de las inversiones rentables.Economía en la UPEA

De este modo, las escuelas de negocios, al menos muchas de ellas, se convierten en propagadoras de la tesis de la maximización de la rentabilidad, impulsadas sobre todo por sus departamentos de finanzas y de economía. Luego añadirán cursos de ética y de responsabilidad social, invitarán a sus alumnos a participar en actividades sociales y les darán conferencias sobre sostenibilidad medioambiental y retos sociales. Pero, al final de todo, me parece que necesitamos revisar los supuestos de que parten nuestros modelos. En economía esto se está haciendo, con resultados todavía insuficientes. No sé si algo parecido ocurre en el ámbito de las finanzas.// IESE

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