Tu bazo es fundamental para prevenir infecciones, cuidar tu sistema inmune y tener buenas digestiones. Te brindamos un puñado de recomendaciones para mantener sano este órgano del tamaño de un puño situado en el lado izquierdo de tu abdomen, debajo de tus costillas.
El bazo tiene una íntima relación con el sistema inmunitario. Este órgano forma parte del sistema linfático y es el centro de actividad del sistema inmune, facilita la destrucción de glóbulos rojos y plaquetas viejos o caducos y durante el periodo fetal participa en la producción de hematíes nuevos. Nos protege de las bacterias, filtra la sangre librándola de antígenos y también transforma alimentos y transporta nutrientes durante la digestión. También es clave para almacenar plaquetas y crear depósitos de hierro.
El bazo contiene dos tipos de tejido: el blanco y el rojo. El primero produce linfocitos y el segundo filtra y almacena la sangre, protegiéndonos de virus y bacterias. Es posible vivir sin él: hay personas que lo pierden por accidentes o enfermedades, siendo en ocasiones extirpado por un proceso denominado esplenectomía. Estas personas son más sensibles a las infecciones.
Por otro lado tener el bazo inflamado e hinchado suele ser síntoma de otra enfermedad subyacente: suele caracterizarse por dolor en el lado izquierdo bajo de las costillas, fiebre y falta de apetito. ¿Cómo puedes cuidar tu bazo? Estas son algunas de las pautas.
En primer lugar, es importante huir de los alimentos ultraprocesados -tan vinculados a obesidad, problemas cardiovasculares o cáncer- y limitar el consumo de azúcares refinados, procesados y bebidas azucaradas o alcohol. La hidratación es importante: debes beber unos ocho vasos de agua diarios.
Por otro lado es importante tomar infusiones depurativas después de las comidas para favorecer buenas digestiones, alimentos ricos en flúor como la zanahoria, el perejil o las uvas, así como ingredientes tonificantes como la regaliz, la miel, el pepino, las peras o los dátiles.
Las grasas saturadas afectan negativamente al bazo, mientras que no se recomiendan los hábitos alimentarios erráticos como saltarse el desayuno, alterar los horarios o las cenas tardías y copiosas. Los cereales integrales y las legumbres te ayudan a mantenerlo sano: arroz, quinoa, lentejas, garbanzos o trigo sarraceno te ayudarán, así como las raíces y verduras terrosas.
Por último, un buen descanso y escapar del estrés también son pautas importantes: realiza ejercicio físico regular, evita la excesiva humedad en casa, duerme las horas necesarias y lucha contra la ansiedad realizando actividades relajantes.// TICbeat
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