(La UPEA). Enfermedad de riesgo.
La oncocercosis, también conocida como ceguera de los ríos, es una enfermedad parasitaria crónica causada por el gusano filarial Onchocerca volvulus. Esta enfermedad es transmitida por la picadura de moscas negras infectadas que se encuentran en áreas cercanas a ríos y arroyos en regiones tropicales de África, América Latina y Yemen.
Una vez que una persona es infectada, los gusanos producen microfilarias que se propagan a través de la piel y los ojos, causando picazón, inflamación y lesiones cutáneas. Si no se trata, la oncocercosis puede provocar ceguera irreversible debido a la inflamación crónica en la córnea y la retina.
La prevención y el tratamiento de la oncocercosis implican el control de las poblaciones de moscas negras y el uso de medicamentos antiparasitarios como la ivermectina. La detección temprana y el tratamiento oportuno son fundamentales para prevenir complicaciones graves de la enfermedad.
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Qué es la oncocercosis o “ceguera de los ríos”, una enfermedad que afecta a los más pobres en zonas rurales
La oncocercosis es una enfermedad parasitaria causada por gusanos muy pequeños que pueden provocar lesiones cutáneas y oculares, incluida la ceguera irreversible. Tras décadas de acción concertada impulsada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y sus socios, la región de las Américas ha eliminado en gran medida la enfermedad, y sólo queda transmisión local en algunas zonas del Amazonas.
La enfermedad se transmite por la picadura de moscas negras infectadas que se crían a lo largo de ríos y arroyos de corriente rápida cercanos a aldeas rurales remotas, razón por la que también es llamada "ceguera de los ríos". Aunque no hay vacuna para prevenir la infección, el tratamiento con el antiparasitario ivermectina cada seis meses durante un periodo de 12 a 15 años puede ayudar a detener su transmisión.
La ceguera de los ríos era endémica en seis países de las Américas en la década de 1990, y alrededor de 540.000 personas corrían el riesgo de contraer la enfermedad. En la actualidad, se calcula que 28.000 personas de la población indígena yanomami, que vive en la frontera amazónica entre Brasil y Venezuela, están afectadas por ella.
En 1991, los países de las Américas se comprometieron en la OPS a poner fin a la transmisión de la oncocercosis en la región. La asistencia técnica y financiera, incluidas las donaciones de medicamentos por parte de la OPS y socios como el Programa para la Eliminación de la Oncocercosis en las Américas (OEPA, por su sigla en inglés) del Centro Carter, han sido cruciales en este esfuerzo.
Tras décadas de acción, Colombia, Ecuador, México y Guatemala eliminaron la oncocercosis entre 2013 y 2016. Los esfuerzos se centran ahora en las zonas amazónicas restantes, donde la dispersión y la movilidad de la población plantean el mayor desafío.
La OPS sigue trabajando con los socios y los países afectados para eliminar por completo la oncocercosis de la región.// OPS
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