Ese año vistieron la toga 24,443 guatemaltecos, el 44.3% de
ellos, hombres, y el 55.7% restante, mujeres.
Según el INE, la universidad estatal graduó ese año a 5,612
estudiantes de ciencias sociales mientras que en seis privadas culminaron sus
estudios 8,377, que en conjunto representan el 57.2% del total de nuevos
profesionales.
La segunda gran área de egresados, es la humanística, de la
cual 3,273 lo hicieron del alma máter estatal y 1,684 de las privadas; es decir,
entre ambas constituyen el 20.3% del total de graduados.
Según el excomisionado presidencial de competitividad, Juan
Carlos Paiz, este tipo de profesionales no es lo que requiere el país para
crecer. Explicó que “las ramas sociales buscan resolver conflictos personales o
legales, y la creación de valor de un país depende de sus capacidades para
generar el capital humano adecuado para la producción”.

Ahora bien, “si hay una carga muy grande en cuanto a carreras
sociales, en parte se debe a la falta de orientación vocacional adecuada desde
la primaria, para ir identificando al niño y luego al joven sobre sus
potencialidades y perspectivas que hay de trabajo en el área que él identifique
que tiene más potencial”, explicó Linares.
De acuerdo con Paiz, “esa relación de 77 contra 23 es demasiado
alta, por lo que el país tiene que hacer un esfuerzo nacional para que a la
gente le gusten las matemáticas, y prepararla para que aspire a tener una
empresa”.
Linares identifica otro factor que incide en que más
guatemaltecos busquen carreras sociales o humanísticas. “Tiene que ver con las
facilidades que se dan en estas áreas, ya que no requieren para su estudio el
tiempo completo, sino que permite que los estudiantes trabajen y luego estudien
por la noche o los fines de semana”, manifestó.
Ambos entrevistados coincidieron en que un factor determinante
es la pobre preparación de matemáticas en el diversificado, lo cual hace que al
llegar a las universidades busquen carreras que no tienen una alta carga en esta
materia y con ello se reducen las posibilidades para que seamos efectivos en la
atracción de empresas de alta tecnología.
A criterio de Linares, deben efectuarse estudios de demanda
laboral para incentivar la ampliación de la oferta educativa, especialmente en
carreras técnicas y especializadas, como en ciencias naturales o físicas. Y
mencionó, como ejemplo, que Guatemala es un país donde un buen porcentaje de la
población se dedica a la agricultura, pero los graduados de ingeniería
agronómica tienden a bajar porque las empresas agroindustriales buscan otro tipo
de profesionales.
Daños colaterales
Baja en salarios
El hecho que haya más graduados de ciencias sociales y
humanísticas en el país causa un efecto económico pocas veces considerado. Según
Juan Carlos Paiz, “habiendo una saturación fuerte de estas carreras sociales, lo
que hace es que el valor de sus servicios comienza a disminuir”.
Y agregó que “ese daño” no afecta únicamente a los
profesionales, sino a los estudiantes que verán en el futuro cómo sus salarios
serán más bajos por un exceso de oferta.// Siglo 21
_
0 Comentarios
Gracias por tu visita