¿Por qué es tan bueno decir lo que te molesta? (Psicología)

Ana está harta.

¿Cómo puede ser que, de 10 personas que hay en el departamento, solo ella y alguna más, sean las que se quedan a hacer el cierre? El jefe dijo claramente a principio de temporada que había que organizarse y turnarse entre todos.

No lo entiendo, piensa perpleja. ¿Es que no es evidente que no hay un reparto equitativo en las funciones?

Y sigue, y sigue resoplando internamente, conteniendo su malestar, reprimiendo su rabia y frustración cuando sus compañeros pasan cerca

¿Te sientes identificado?

¿Sueles callarte las cosas que te molestan de los demás, incluso aunque te perjudiquen?

¿Acumulas enfado hasta acabar sintiendo rechazo hacia el que te ofende, sin decirle nada?Psicología en la UPEA

¿Piensas que son los demás los que tienen que darse cuenta de lo que hacen mal en lugar de decírselo tú?

Si estás afirmando mientras lees, es que tú también TRAGAS y TRAGAS, en silencio.

Razones por las que te callas y no protestas

Sé que es complicado reconocerlo, pero solo puedes cambiar algo, cuando eres consciente de ello.

Sin juzgarte duramente, intenta comprender por qué has ido adoptado esta actitud de  silenciar lo que te hace daño.

Déficit de asertividad

No estás seguro de cuáles son tus derechos, y dejas que los demás los usurpen, consciente o inconscientemente.

Sueles dar prioridad a las necesidades de otros, olvidándote de las tuyas. Minimizas tus esfuerzos y te colocas con frecuencia en situaciones incómodas, porque te cuesta mucho decir que “no” cuando te piden favores.

Baja autoestima

Tienes un concepto débil de ti mismo, no te sientes capaz o te ves con poca valía en muchas áreas, por lo que buscas sentirte valorado y reconocido por los demás con frecuencia.

Esta alta necesidad de sentirte integrado, hace que en ocasiones te cuentes a ti mismo que tienes que pagar cierto peaje (esforzarte más que otros, hacer favores, etc.), si quieres que te quieran.

Los demás lo saben y lo notan, por lo que a medio plazo acaban aprovechándose de ti, sabiendo que no sueles protestar, con lo que el círculo vicioso se retroalimenta.

Lo que ganas cuando dices lo que te molesta

  • Coherencia interna. Sientes que te respetas a ti mismo, que te cuidas y te tratas bien, porque te proteges ante amenazas externas, concediéndote el derecho a ser tú mismo.
  • Respeto de terceros. Aunque a corto plazo, algunas de tus críticas o señalamientos pueden incomodar a los demás; a medio plazo, te verán como una persona segura que, con determinación, es capaz de posicionarse y discrepar.
  • Expresión emocional y paz. Contener tus emociones o disimularlas solo puede conducirte a la ansiedad, sensación de impotencia, ira, rencor o incluso rechazo hacia los otros.
  • Habilidades asertivas. Cuanto más practiques la expresión respetuosa de tus derechos, más destreza adquirirás en ello.

Cómo decir lo que no te gusta sin dañar

En primer lugar, es importante distinguir lo que es incomodar de lo que es dañar.

El objetivo a la hora de aprender habilidades sociales para poder expresar asertivamente (sin sumisión ni agresividad) lo que te molesta, no es conseguir la aprobación y simpatía de la otra parte.

La meta es que puedas manifestar tus derechos de expresión, sin que infrinjas un daño emocional intencionado, pero recuerda que cómo interprete el receptor tu mensaje no solo depende de ti como emisor, sino también de otras variables suyas que se escapan a tu control.

Si el otro espera complacencia y tú vas a darle un “me desagrada”, es bastante probable que pueda incomodarse o decepcionarse en algún grado, y no tienes que evitarlo a toda costa.

Recuerda que su incomodidad es tan importante como la tuya. Para que el otro esté cómodo no has de incomodarte tú necesariamente todas las veces y como única opción.

Por otro lado, hay muchas maneras de transmitir tu mensaje y no todas son igual de eficaces, por lo que merece la pena, elegir la propuesta para decir “no me gusta”.

Con flexibilidad y adaptándolo a tu lenguaje y el contexto, podemos seguir estos pasos:

Busca el momento adecuado.

Muchos mensajes pierden fuerza por no haberse transmitido en el contexto adecuado: con prisas, interrupciones, cuando la otra parte está visiblemente estresada, cansada o poco receptiva.

Una sola desaprobación por cada vez

Si vas a mostrar desacuerdo o desagrado, intenta definir de forma concreta y precisa qué es exactamente lo que te ha molestado, sin traer otras quejas pasadas no relevantes, como si fuera una cascada de reproches improductivos.

Pregunta, en lugar de acusar directamente.

Puede que te falte información, que te haya molestado alguna conducta a la que no encuentras explicación.

En ese sentido, intenta no hacer preguntas tendenciosas en las que va implícita la respuesta culpabilizadora.

Empatiza con la postura del otro y muéstralo.

No basta con que comprendas a la otra parte, es necesario que se lo hagas saber de forma explícita, antes de pasar a exponer tu crítica.

Cuando reflejas bien lo que el otro pudo haber sentido o pensado desde la humildad (“sé que quizá tú pensaste que…”), es más fácil que esté predispuesto a escuchar lo que a ti te ha molestado.

Haz una propuesta de mejora.

Más que señalar lo inadecuado de la conducta del otro, explica cómo te has sentido tú y tus motivos.

No te olvides de proponer una alternativa de conducta a la otra parte. Los demás no están obligados a adivinar o presuponer lo que nos molesta o nos daña.

Tienes un compromiso contigo mismo de autoprotección, tú eres quien mejor puede protegerte de daños de terceros, si te das la oportunidad de expresarte.

¿Te cuesta mucho expresar lo que te molesta de los demás?

¿Te callas muchas cosas que te dañan o molestan de otros?

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