El origen del 'mayday' en la aviación

En muchas películas, cuando un avión está cayendo en picado o está sufriendo otra emergencia grave, el piloto activa la radio y grita "mayday" desesperado, mientras intenta salvar la situación. Pero al contrario de lo que puede parecer, mayday no es un invento de ficción. Es una señal de emergencia usada en aviación, y tiene mucha historia tras de sí.

Seguramente habrás oído más de una vez que los aviones son uno de los medios de transporte más seguros. Cuando sufren algún accidente, suele haber consecuencias catastróficas, pero ocurre con tan poca frecuencia, que puedes sentirte tranquilo al volar.

Como es lógico, se presta muchísima atención al diseño y mantenimiento de los aviones, para que sean tan seguros como sea posible. E incluso cuando algo falla, suele haber sistemas de refuerzo preparados para tomar el control de la situación.

No obstante, como ocurre con cualquier otro vehículo, a veces puede haber fallos que provoquen situaciones de emergencia. Ya sea por problemas en el propio avión o por razones externas, en ocasiones los problemas son inevitables.

La tripulación está preparada para gestionar esas situaciones y poder afrontarlas de forma segura. El piloto y el copìloto tienen horas y horas de entrenamiento a sus espaldas para lograr aterrizar el avión de forma segura en caso de emergencia.

Y la tripulación de cabina también ayuda a mantener la seguridad durante el vuelo. Son quienes se encargan de informar a los pasajeros de las medidas de seguridad, y actúan como guías en caso de que algo salga mal.

No obstante, cuando algo sale mal, la seguridad no se pone solo en manos de las personas que van en el avión. Los controladores de vuelo, y otros tipos de personal de tierra, a menudo tienen que tomar medidas para que el aterrizaje salga bien.

Esto puede incluir despejar una pista de aterrizaje, alertar a servicios de emergencia para que presten atención médica, preparar camiones de bomberos, y otra serie de tareas vitales para situaciones graves.

Pero para que todo eso pueda prepararse de antemano, los controladores tienen que recibir un aviso por parte del piloto. Y aquí es donde entran en juego las señales de emergencia, como el famoso “mayday”.

La palabra “mayday” sirve para alertar de que se está produciendo una emergencia. Aunque pueda parecer un término al azar, esta señal de emergencia lleva décadas usándose, y tiene bastante historia detrás.

Emergencias vía telégrafo

Desde que se dispone de tecnologías de comunicación a distancia, los aviones y barcos han contado con ellos para poder mantener el contacto con las personas en tierra, y mantenerse al tanto de todo tipo de detalles.

Los usos han sido siempre muy variados. Recibir informes meteorológicos durante el trayecto es particularmente útil, pero también servían para comunicaciones personales y alertas de emergencia.

Los sistemas de comunicación de los que disponían los aviones y los barcos a principios del siglo XX fueron evolucionando a medida que se desarrollaban y se mejoraban ciertas tecnologías.

Inicialmente, las comunicaciones a distancia con estos transportes estaban dominadas por los telégrafos. Estos aparatos llevaban usándose desde mediados del siglo XIX, y probaron ser especialmente útiles a la hora de comunicarse con aviones y barcos que se encontraban a bastante distancia.

Las comunicaciones mediante telégrafo se llevaban a cabo gracias al Código Morse. Seguramente habrás oído hablar de él más de una vez: es un sistema de comunicación basado en puntos y rayas, y cada letra, número o signo de puntuación tenía asignado un conjunto de puntos y rayas concretos.

A la hora de transmitir un mensaje en Código Morse, el telegrafista tenía que deletrear las palabras letra a letra. Y una vez que el telégrafo enviaba un mensaje, el aparato receptor del mensaje transcribía los puntos y rayas a un papel, permitiendo que otra persona que supiera Morse leyera el mensaje.

Puede que no parezca un método muy eficiente o particularmente rápido, pero en la época, supuso una auténtica revolución. Y disponer de telégrafos permitiría crear un sistema de alertas para ayudar a personas que estuvieran en situaciones de emergencia.

Conscientes de que en una emergencia las comunicaciones deben ser rápidas, se trató de crear una señal de emergencia que fuera fácil de transmitir en Morse. Concretamente en 1904, la empresa Marconi sugirió el uso de las siglas CQD (Copy Quality- Distress) como llamada de socorro.

Aunque muchos empezaron a usar CQD como señal de emergencia, nunca se adoptó internacionalmente como código oficial, probablemente porque fue un código propuesto por una empresa y no algo aceptado por organizaciones internacionales mediante algún tipo de acuerdo.

Consecuentemente, en 1906 la situación cambiaría de nuevo. En la primera Convención Internacional de Radiotelegrafía se acordó adoptar una señal que consistía en tres puntos, tres rayas y tres puntos. Este fue el nacimiento de la señal de emergencia SOS.

Gracias a ello, todos los aviones y barcos que contaron con telégrafo tuvieron una señal unificada para alertar de emergencias. CQD seguiría usándose (de hecho el operador de telégrafo del Titanic estuvo transmitiendo tanto CQD como SOS durante el hundimiento), pero SOS se convirtió en la señal estándar.

Y durante la época de predominancia del telégrafo, funcionó bien. Era una señal sencilla y rápida de transmitir, por lo que cumplía su función a la perfección. Pero en no muchos años, haría falta readaptar de nuevo las señales para los nuevos sistemas de comunicación.

La radio y una nueva señal

El telégrafo ayudó a establecer comunicaciones a distancia y a mejorar la seguridad en aviones y barcos. Pero como ocurre siempre, eventualmente llegarían nuevos desarrollos tecnológicos que lo dejarían atrás.

Por práctico que fuera el telégrafo, tenía algunas pegas demasiado obvias. Para empezar, quizá en un barco hubiera tiempo para los mensajes largos, pero en los pequeños e inestables aviones de principios del siglo XX, la situación era distinta.

Cada segundo contaba, y a menudo a un piloto podía resultarle difícil hacerse cargo de una emergencia a la par que enviaba un mensaje en código Morse. Y al contrario que lo que ocurría en un barco, no tenía otros miembros a bordo para que se hicieran cargo de los mensajes.

Pero había un problema mucho mayor: la unidireccionalidad de los mensajes. Ya hemos mencionado antes de forma breve cómo funcionaba un telégrafo: se envía un mensaje en Morse, el mensaje llega a un dispositivo receptor, y ese dispositivo transcribe el código.

Para poder llevar a cabo una conversación, había que esperar no solo a la llegada del mensaje, sino también a la transcripción y posterior interpretación del conjunto de puntos y rayas. Y claro, para responder tenían que redactar otro mensaje y repetir el mismo proceso.

Lógicamente, era un sistema muy mejorable. No permitía mantener una conversación fluida, y en plena Primera Guerra Mundial, las comunicaciones se habían convertido en un elemento clave durante los enfrentamientos.

Gracias al trabajo continuo en los sistemas de comunicaciones, el año 1915 se convertiría en una fecha clave para la aviación. El Mayor Prince envió un mensaje mediante radio, transmitiendo su voz a un avión cercano: “Si puedes oírme, esta será la primera vez que se ha transmitido voz a un avión en pleno vuelo”.

Y la transmisión fue exitosa. El Capitán J. M. Furnival se convirtió en la primera persona en recibir un mensaje de ese tipo mientras volaba. Y aunque Furnival no tenía ningún dispositivo de radio para responder, pocos meses después empezarían las transmisiones de aire a tierra.

Poco a poco, los sistemas de radio se volverían más comunes en los aviones. Este sistema de comunicaciones se abrió hueco rápidamente en la aviación gracias a que facilitaba enormemente la transmisión de mensajes e información.

No obstante, no todo eran ventajas. Las transmisiones por voz no eran especialmente nítidas, y se veían afectadas por interferencias o ruido, especialmente cuando se trataba de mensajes enviados desde los aviones.

En circunstancias de calma, esto no habría sido un problema grave. El mensaje se podría repetir varias veces para que el operador de radio en tierra escuchase todo correctamente, y con eso el problema quedaría solucionado.

Pero en casos de emergencia, la cosa cambiaba. Un piloto que necesitase asistencia de algún tipo, ya fuera para cubrirse de fuego enemigo o por un fallo mecánico en su aeronave, no podía perder el tiempo tratando de captar la atención de un operador de tierra sobrecargado por numerosos mensajes.

El código SOS seguía funcionando como señal de emergencia, pero la falta de claridad en los mensajes de radio hacía que fuera mucho menos útil que cuando se usaba por telégrafo.

Como ya mencionábamos, la calidad del sonido durante las transmisiones no era espectacular, y además el ruido del propio avión lo empeoraba más todavía. El tráfico aéreo entre Francia y Reino Unido crecía a pasos agigantados, y ante la necesidad de mejorar la seguridad, en el año 1923 se creó un nuevo código.

Tal como explica este artículo del año 1923, las eses de SOS se hacían difíciles de distinguir, y a menudo se confundían con otras letras como la F. Para evitar errores de comunicación, se propuso un nuevo código para uso internacional: “May-day”.

Significado y usos de la nueva señal de emergencia

Al igual que ocurrió con las señales de emergencia que se usaban hasta entonces, la elección de mayday para alertar de situaciones peligrosas no fue casual. El término en cuestión tenía un origen bastante lógico.

Contrariamente a lo que algunas personas pueden creer, no tiene relación alguna con el May Day o Festividad de los Mayos, un día de celebraciones de origen pagano que se celebra en diversas regiones de Europa.

Tal y como explican desde Merriam-Webster, la creación del término se le adjudica a Frederick Stanley Mockford, un operador de radio profesional en Croydon, Reino Unido, aunque al parecer no hay un registro oficial de ello.

Y aunque mayday suene a inglés, la realidad es que el término procede del francés. Concretamente de “m’aidez”, una forma verbal que significa literalmente “ayúdame”. La relación entre ambos términos es sencilla: mayday es la pronunciación aproximada de “m’aidez”.

Esa combinación de una palabra francesa transformada levemente para que suene a inglés es bastante inteligente. El término se estaba acuñando precisamente por el aumento de vuelos a través del Canal de la Mancha, y lógicamente, la mayoría de personal, tanto en los aviones como en tierra, era de Francia o de Reino Unido.

Podrían haber inventado unas nuevas siglas, o haber usado directamente una palabra de cualquiera de los dos idiomas, pero en vez de eso, decidieron hacer una combinación que permitiera a los oyentes de ambos países comprenderlo con facilidad.

Quizá ese sea el motivo por el cual mayday se asimiló fácilmente como señal de emergencia. Y se ha adaptado tan bien que perdura incluso a día de hoy. Sigue siendo una señal de emergencia para aviones, pero también la usan barcos y naves espaciales.

No obstante, es importante señalar algo: mayday no se usa en todas las emergencias. Esta señal está reservada específicamente para emergencias graves en las que peligran vidas o el propio vehículo, es decir, emergencias con el potencial de ser letales.

Además, hay un protocolo concreto para alertar de emergencias con esta señal. El piloto, o la persona que maneje la radio en ese momento, debe repetir tres veces la palabra mayday, y a continuación dar los datos del vuelo y del tipo de emergencia.

Esa repetición sirve sobre todo para llamar la atención de los controladores, que habitualmente se encargan de prestar asistencia a varias aeronaves al mismo tiempo. Mayday les hace saber rápidamente que deben priorizar esa comunicación por encima de las otras.

Y si la emergencia del avión no es potencialmente letal, hay otras señales que pueden usarse para advertir al centro de control de que algo va mal. Una de las más habituales es Pan Pan, derivada de “panne”, una palabra francesa que significa avería.

Al igual que con mayday, pan pan también debe repetirse varias veces para alertar a los controladores. Se utiliza en situaciones de emergencia que, pese a ser urgentes, no suponen una amenaza para la vida de nadie. Eso permite distinguir los casos más graves de otros en los que hay algo más de margen para encontrar una solución.// CH

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