‘Midorexia’: cuando la obsesión por la eterna juventud maneja nuestros pensamientos

Cada vez son más personas las que, llegada la mediana edad, hacen lo posible e imposible por mantenerse casi eternamente jóvenes. ¿Cómo distinguir una actitud saludable de una obsesión inalcanzable?

De Jennifer López a Jennifer Aniston, pasando por Brad Pitt o Will Smith. Si algo tienen en común todas estas caras conocidas es que el tiempo parece no pasar por ellos. Aunque quizás, lo que más llama la atención, es que ya no entendemos esa eterna juventud como el privilegio de unos pocos, sino que se ha convertido en un ideal que todos querríamos alcanzar. En algunos casos esto se traduce en intentar llevar una vida sana, en cuidarse y en algún tratamiento de estética si procede. En otros casos, intentar mantenerse joven llegada la mediana edad es toda una obsesión. Una obsesión que ha pasado a conocerse como midorexia.Conceptos de psicología

La psicóloga de TherapyChat, Pilar García Flórez, explica así cómo surgió el término: “La primera vez que aparece este término es en el año 2016, en un artículo del periódico The Telegraph, que lo define como la convicción de las personas que ya pasan de los 50 años están más atractivas que nunca y deben mostrárselo al mundo. Actualmente, al no existir un consenso sobre este concepto, algunas personas lo identifican como un posible trastorno y otras, sin embargo, con una actitud que puede traer muchos beneficios para la persona”.

¿Y cómo saber diferenciar entre los dos casos? La línea entre una actitud sana y un comportamiento obsesivo parece muy fina. Por intentar matizarlo, la psicóloga describe los casos preocupantes como aquellos en los que pasa a ser una obsesión que condiciona la vida de la persona. “Es decir, cuando toda su rutina y su comportamiento va encaminado a mantenerse joven, a pesar de que esto pueda provocar un deterioro en su vida social, familiar, laboral o en su salud”.

La importancia de manejar expectativas

Otra de las claves para diferenciar cuando la “midorexia” es preocupante, es precisamente el saber manejar las expectativas. “Los pacientes en general, son conscientes de sus limitaciones, pero es cierto que algunos pacientes acuden con imágenes de sus personajes favoritos para intentar conseguir en su rostro los rasgos más icónicos de sus ídolos”.  Siendo así, desde SEME recuerdan que a la hora de pasar por un tratamiento de estética “hay que tratar con el paciente para que haga autocrítica de sus pretensiones, si lo conseguimos es muy fácil continuar acompañando al paciente en su procedimiento de envejecimiento, pero si no lo conseguimos, lo lógico sería hacerle entender al paciente que precisa ayuda psicológica”.

En esta idea también profundiza de nuevo la psicóloga Pilar García Flórez. “La persona intenta alcanzar esos cánones, pero al resultar imposible aparece la frustración y la insatisfacción con una misma. Lo que deriva en problemas de autoestima, ansiedad, bajo estado de ánimo, etc. Así que es fundamental manejar unas expectativas realistas de lo que es la belleza, la edad que tenemos y de lo que realmente es saludable y lo que no”.

Y es que, como reflexiona la experta, el problema en el caso de la midorexia no es realmente querer sentirse más joven, sino el concepto que tenemos de juventud. “La midorexia aparece por el contexto en el que vivimos y la presión social que nos lleva a creer que lo deseable es estar más guapa, más delgada, etc.”, cuando realmente sentirse y verse más joven no tiene por qué traducirse solo en eso.

Lo bueno de no renunciar a sentirse joven

De hecho, el querer mantenerse joven en la mediana edad, sin obsesionarse y con unas expectativas realistas, tiene mucho de positivo. “Todo en la vida llevado al extremo se convierte en un problema, pero en su justa medida nos puede aportar muchos aspectos positivos”, incide García Flórez. Para empezar, hay que citar todos los beneficios que implica el autocuidado: hacer actividad física, tener una buena alimentación, no caer en el sedentarismo asociado a ciertas edades, mantener la actividad mental, etc. Pero también está el hecho de no considerar la edad como una barrera, ni a nivel físico, ni mental. “Esto nos va a permitir disfrutar del día a día, hacer actividades placenteras, menos rutinarias y no limitarnos”.

“Pese al límite físico que imponen la genética y nuestra salud, hay estudios que reflejan que en las personas que se sienten más jóvenes, el deterioro cognitivo es menor. Sentirse más joven, rejuvenece”, cierra a modo de conclusión la socióloga Rosario Guillén.// S Moda

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